Mi familia se dedica a la agricultura desde 1950, una época en la que la cosecha de plátanos era un negocio exclusivamente masculino. Y en mi familia tenía muchos hermanos varones.
En el año 2000 mi padre decidió dedicarse a la agricultura ecológica. Sabía que no sería fácil, pero a pesar de ello, decidió confiar en mí, una mujer, para continuar con su legado.
Esto se debía a que sabía que yo nunca me rendiría hasta que su sueño floreciera.
En el camino tuve que luchar contra muchos prejuicios: algunos me decían que las plantaciones orgánicas fracasarían; otros decían que una mujer en el negocio agrícola no tendría éxito. Pero sabía que estaba en el camino correcto, así que me dediqué a este sueño de lograr una agricultura orgánica sustentable, ayudando a preservar el medio ambiente y la biodiversidad del planeta.
Como dije, el camino no fue fácil, pero tampoco imposible. Gracias al amor por la tierra y a la perseverancia por conseguir una agricultura ecológica sostenible, este proyecto ha crecido hasta convertirse en lo que es hoy Marplantis.